“Una buena ficción siempre tiene un
punto de documental. Y un buen documental, un punto de ficción.”
Pero dejando de lado la ficción más
exacerbada, se pueden sonsacar claras conclusiones de múltiples índoles
gracias al estudio de la producción cinematográfica de una país. Es apreciable la evolución dentro del ámbito social de
innumerables cuestiones. Como van apareciendo las nuevas tecnologías,
como van desapareciendo tabúes y como perduran otros, como
evoluciona las ideas como otras se estancan irremediablemente. Hay
innumerables ejemplos desde índoles sociales (muchos los encontramos en la filmografía de Ken Loach o Kaurismaki),
religiosas (“Ordet”), políticas (“Teléfono rojo”),
ideológicas (“El nacimiento de una nación”), morales (“No
Matarás”)...
Pero en este caso vamos a centrar nuestra vista en el
consumo de vino y en el cine español, y así percatarnos de la
cuestión que ya nos anunciaba el título de la entrada. Sí, es
cierto, el consumo de vino en España está cayendo y ésto lo
podemos observar claramente en su producción cinematográfica.