miércoles, 20 de marzo de 2013

Ramón Bilbao Crianza 2008 e "Historias de Filadelfia"




Estamos ante dos clásicos, uno del cine y otro de los vinos de Rioja. Pero ambos permanecen jóvenes gracias a su dinamismo y su ritmo ágil. Los dos nos pueden sonsacar una sonrisa fácil e inteligente, provocada por esos fantásticos matices y su relativa complejidad.

viernes, 15 de marzo de 2013

Cineastas Bodegueros


Existe una larga lista de cineastas, tanto directores como actores, que siempre se han interesado por el mundo del vino. Esta pasión ha llevado a muchos de ellos a emprender su andanza un poco más allá del mero consumo. De esta forma, unas cuantas ilustres figuras del gremio, tanto españoles como extranjeros, se han lanzado hacia el duro oficio de bodegueros. De esta manera, aprovechan su nombre e imagen como una poderosa arma de promoción.
Entrando con esa pequeña ventaja en un mercado especialmente competitivo, ya que sólo en España encontramos más de 15.000 marcas de vino. Y para cualquier consumidor amante del séptimo arte, siempre hace ilusión beber el vino de importantes figuras del cine.

El director manchego José Luis Cuerda, posee en la DO Ribeiro, una pequeña bodega llamada SanClodio, unos de los mejores vinos de la zona. El autor de películas como “La lengua de las mariposas”, “Los girasoles ciegos”, “La educación de las hadas”, “Amanece que no es poco” o “El bosque animado”, entre otras, es un enamorado de los vinos y de la tierra gallega. Y en esta bodega, que forma parte de la historia de Galicia, es donde parece haber encontrado la confluencia de esos dos amores.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Película y Botella



En la gran mayoría de artículos he hablado de películas en las que el vino o el viñedo tenía algún tipo de papel, más o menos importante. En esta pequeña sección "Película y botella", se relacionarán películas con vinos. Pero en este caso, la relación entre ambos no será directa, es decir, puede no aparecer vino en todo el metraje del film. El nexo común entre ambos mundos será sensaciones y emociones personales que emanen tanto de los vinos como de las películas.

Esta entrada se irá actualizando a medida que vaya viendo películas, que a mi cabeza le de por pensar y a mi boca por beber.

sábado, 9 de marzo de 2013

El viñedo y el paisaje vitícola en el cine (Parte 2)


Continuaré hablando de la relación entre el característico paisaje vitícola y el cine. Comenzaré esta vez por “Mucho ruido y pocas nueces”, se trata de una adaptación de la comedia romántica escrita por William Shakespeare. Esta obra de teatro narra la llegada y estancia del Príncipe Don Pedro de Aragón (Denzel Washington) que será acompañado de su hermano bastardo Don Juan (Keanu Reeves), de Benedicto (Kenneth Branagh) y de Claudio (Robert Sean Leonard) a una bucólica y paradisíaca villa de la campiña siciliana (Mesina). Donde son recibidos con gran regocijo por el caballero Leonato, que vive con su hija Hero (Kate Beckinsale) y su sobrina Beatriz (Emma Thompson). En estos escenarios nacerán y morirán amores, traiciones, enredos, pasiones, conspiraciones, sonrisas y lagrimas.
En este film, dirigido por la buena mano Kenneth Branagh, se muestra el vino, la vendimia y el propio paisaje vitícola como motivo de celebración, frenesí, felicidad y casi éxtasis. Esas sensaciones se mezclan perfectamente con los parajes bucólicos del sur de Italia en ese comienzo desenfrenado del film, repleto de juventud, resplandeciente jovialidad, lucida vitalidad y bellos placeres sutiles. Que parece hacer referencia al recuerdo de las bacanales y festejos ofrecidos al incorregible dios romano Baco.

Cambiando de escenario, nos dirigimos al noroeste. Donde podemos degustar la campiña francesa en todo su esplendor en “Cuento de otoño”. Siendo uno de los escenarios más plenos que el viñedo ha dado a un argumento cinematográfico. La película pone punto y final a la serie de cuentos que el director, Éric Romher, dedicó a las cuatro estaciones. Este genio, uno de los estandartes de la Nouvelle vague, nos cuenta la historia de dos amigas, Isabelle y Magali. La primera de éstas se empeña en presentar un nuevo hombre a su amiga, que haga desaparecer la soledad en la que se encuentra sumida desde que sus hijos se han ido a la universidad.

El director no pudo elegir mejor escenario que la Provenza, siempre bañada por la candidez de un eterno mediodía francés con una luz tenue pero rica en matices, que nos augura la entrada del otoño. En esta tesitura, es donde Magali mima minuciosamente sus viñas: “Yo me considero artesana, no explotadora. Que palabra mas horrible explotadora. Yo no exploto la tierra, la honro.” Así, se puede definir la forma de vida de una de las protagonistas, hasta tal punto en que el viñedo es prácticamente toda su vida, hasta el extremo en que se convierte en su único y fiel amante: “ Por ahora lo único que me interesa es mi viñedo. No quiero pensar más en los hombres.”

domingo, 3 de marzo de 2013

El viñedo y el paisaje vitícola en el cine (Parte 1)


El viñedo y el paisaje vitícola, por todas sus peculiaridades, puede emplearse como una herramienta más en manos de directores y realizadores en sus películas. Estos parajes, generalmente constituidos por monocultivos de vid, suelen esconder algún tipo de simbolismo, metáfora o personificación. A continuación, intentaré expresar algunas de mis interpretaciones de diferentes películas. Algunas pueden resultar atrevidas o rebuscadas pero, desde que me intereso por este mundo de la enología, no puedo evitar decir como un tonto cuando aparecen viñas en alguna película o serie: "Mira, si ahí hay un viñedo", y sacar algún tipo de conclusión.  

En “Sin techo ni ley” la directora, Agnès Varda, relata los últimos meses de vida de Mona, una adolescente vagabunda. Estamos ante una historia trágica, ambientada en una Francia invernal, donde los viñedos funcionarán como un tétrico y constante telón de fondo. La directora se aprovecha de esos cambios en los viñedos. De esa modificación estacional de las vides, en la que la planta pierde la hoja y se muestra desnuda y tortuosa.
De este modo, vemos a la viñas como un personaje más. Siendo protagonista en esos parajes invernales, fríos, tétricos, desolados y grises que entrañan una inmejorable consonancia con el desarraigo social de la protagonista. Y conjuntamente emanarán una cruda sensación de melancolía. A pesar de ello, parece que el único momento en el que la protagonista encuentra paz es entre esas cepas desnudas y retorcidas.

En “El Gran dictador” de Charles Chaplin, se fusiona a la perfección humor, sátira y crítica política. Fue un grito de repulsa frente a los totalitarismos que asolaban Europa cuando se lanzó la película en 1940. Con ese, ya clásico, juego del líder fascista con el globo del mundo y ese gran discurso final, que bien podría aplicarse a estos tiempos actuales; eso si, eliminando ciertos matices.